Tarata

martes, 8 de octubre de 2019

El Diputado Miguel Grau es el mejor congresista de la historia del Perú


Una faceta poco conocida de Miguel Grau Seminario, es la de su actividad como político, fue diputado. En medio de las mareas, un nuevo libro del Fondo Editorial del Congreso de la República resalta la labor como diputado del máximo héroe nacional. Se titula El diputado Miguel Grau Seminario.


La vida parlamentaria de Miguel Grau

El contralmirante Miguel Grau es, qué duda cabe, uno de los héroes más conocidos y reconocidos del Perú. Sin embargo, sus proezas al mando del Huáscar, así como su profundo humanismo —aspectos en los que se han centrado los biógrafos— han relegado casi hasta el olvido otros ámbitos de su vida. Entre ellos, su vocación política y su actividad congresal.

El 2 de junio de 1868 se produjo la primera elección de Grau. El 25 de julio, la Cámara de Diputados lo proclamó diputado suplente por la provincia de Paita y, poco después, le solicitó su incorporación debido a la licencia concedida al diputado propietario. El 21 de octubre Grau respondió que gustosamente se incorporaría sino se lo impidiese el haber asumido el mando del Huáscar.

La amplia experiencia adquirida durante sus viajes y el conocimiento de nuestra política le habían hecho comprender que el Perú requería una sólida institucionalidad que brindase ordenamiento jurídico estable a todos los ciudadanos. Asimismo tenía la convicción de que había llegado la hora de que los civiles se encargasen de las tareas del gobierno. Estas razones y su identificación con Manuel Pardo y Lavalle lo llevaron a incorporarse al Partido Civil.


Defensor de la legalidad

En las elecciones de 1872 Pardo fue elegido Presidente de la República. Sin embargo, el 22 de julio, días antes de asumir el poder, el ministro de Guerra y Marina, coronel Tomás Gutiérrez —con el apoyo de sus hermanos, los también coroneles Silvestre, Marceliano y Marcelino Gutiérrez— depuso al aún presidente Balta y se proclamó Jefe Supremo Provisorio de la República. Los comandantes de la Armada —entre ellos Grau— se reunieron y en común acuerdo rechazaron el golpe de Estado, anunciando que emplearían sus fuerzas para restablecer el orden constitucional:

“El inaudito abuso de fuerza con que el día de ayer ha sido escandalizada la capital de la República, debía encontrar, como en efecto ha sucedido, el rechazo más completo de parte de los jefes y oficiales de la Armada que suscriben; quienes, ajenos a toda liga personal, no reconocen otra regla de conducta que la emanada o dirigida al fiel cumplimiento de las instituciones patrias.

El criminal proceder del coronel D. Tomas Gutiérrez es, pues, la ruina del régimen constitucional y como consecuencia precisa el desquiciamiento social más completo. Para restablecerlo, cábenos la fortuna de ser los primeros en ofrecer nuestro patriótico contingente y poner al servicio de la Nación los elementos de que hoy disponemos. En nuestro camino nos asiste la más firme persuasión de encontrar a todos los buenos ciudadanos, y que unidos para combatir la anarquía podamos devolver a los legítimos representantes de la voluntad nacional, la independencia que requiere el ejercicio de sus augustas funciones”[1].

El papel desempeñado por la Marina de Guerra fue muy importante para frustrar el golpe de Estado. Los Gutiérrez, como se recordará, acabaron malamente el 27 de julio.


Diputado por Paita

El 26 de julio de 1876 la Comisión de Poderes de la Cámara de Diputados lo proclamó diputado propietario por Paita. En su breve paso por el Poder Legislativo Grau dejó una profunda huella. Presentó interesantes proyectos, algunos de los cuales contaron con la aprobación de su Cámara. Se preocupó por los temas vinculados a la Marina de Guerra, en particular, así como los referidos a la defensa nacional en general. Podemos mencionar entre sus iniciativas una sobre ascensos en la Armada —que pedía se basasen en la capacidad y la experiencia—, y su propuesta para reorganizar el Ministerio de Guerra y Marina.

En el contexto de la grave crisis económica que atravesaba el país, don Miguel Grau —junto con los diputados Manuel María del Valle, Germán Tejeda, Félix Manzanares y Manuel de Ugarteche— propuso la reducción de los emolumentos de los parlamentarios.


De la curul al Huáscar

En la sesión de la Cámara de Diputados del 2 de agosto se dio lectura al siguiente oficio de Grau:

“Comandancia General de la 1ª División Naval

A bordo del monitor Huáscar, al ancla

A julio 29 de 1879

Señores Secretarios de la Honorable Cámara de Diputados:

Llamado en mi calidad de jefe de Marina a prestar un servicio activo en la campaña en que se haya empeñada la República contra la de Chile, me encuentro impedido de concurrir a las sesiones de esa Honorable Corporación.

Con tal motivo espero que la Honorable Cámara, aceptando mis excusas, si lo juzga conveniente llame a mi suplente, pues sentiría que en actuales circunstancias por las que atraviesa el país quedara sin representante la provincia que me hizo el honor de concederme su elección.

Reiterando mis consideraciones y respetos a la Honorable Cámara, hago votos sinceros por el buen éxito de sus ilustradas y patrióticas tareas en la presente Legislatura.

Dios guarde a ustedes, Honorables Señores Secretarios.

Miguel Grau”

El diputado Miguel Grau partía rumbo a la gloria que la historia reserva a los de su estirpe.



El libro

El diputado Miguel Grau Seminario

Fernando Ayllón Dulanto

Fondo Editorial del Congreso, 270 páginas

[1] Varela, Héctor Florencio, Revolución de Lima: Reseña de los acontecimientos de julio, p. 72. Imprenta Hispanoamericana de Rouge, Dunon y Fresné. París, 1872.

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