Tarata

sábado, 26 de septiembre de 2015

La Misteriosa Historia de Okiku, la Muñeca Poseída a la que le Crece el Cabello


Hola a todos y todas. Les recomiendo este post. Aquí ya les he contado las historias de algunas muñecas que se cuenta que están poseídas por espíritus malignos, como es el caso de la muñeca Annabelle. Hoy toca contarles la historia de otra muñeca encantada, pero esta vez, tendremos que viajar virtualmente al Japón.

La historia de la muñeca Okiku, está cargada de esas historias que siempre nos a gustado escuchar; un poco de misterio, un poco de tradición y sobre todo una gran leyenda a sus espaldas.

La muñeca a la que nunca le ha dejado de crecer el cabello

Nos tenemos que trasladar al Japón de 1932. Donde comienza la triste historia de una joven llamada Kikuko, que pasa sus últimos días de vida en una cama con dolores insoportables. Su hermano roto también de dolor por ver a su hermana en ese estado, decide ir a una tienda cercana y le compra la muñeca más adorable que encuentra.

Esta muñeca poseía de una mirada tan tierna y alegre como la de su hermana. Va vestida con un quimono tradicional el cual le da un toque más tierno aún. ¡Es perfecta! A su hermana le encanta. Y decide quedarse con ella para siempre y jamás separarse de ella. Decide llamarla "Okiku".

En Enero de 1933 la pobre niña fallece, dejando a toda una familia desolada y entristecida. Aunque ellos ya se imaginaban que no le quedaba mucho tiempo, nunca es fácil perder a un familiar, sobre todo, si le quedaba tanto por vivir. Sus padres deciden incinerarla y poner su urna junto a su inseparable muñeca Okiku. Juntas en vida y juntas en la muerte.

Nadie sabe si esto fue decisión de sus padres realmente o no, pero como hemos escuchado, las muñecas son recipientes vacíos donde se pueden albergar los espíritus de las personas fallecidas. Y al parecer esto fue lo que sucedió con esta muñeca según cuenta su familia. Comenzaron a notar que a la muñeca Okiku, le crecía el pelo muy rápidamente.

Ellos aceptaron que el espíritu de su hija estaba dentro de esta muñeca e iniciaron un ritual mensual en que le cortaban el pelo a la muñeca. Pero antes de lo esperado, llegó la Segunda Guerra Mundial y la familia tuvo que huir rápidamente de su casa. Decidieron que tanto la muñeca, como el espíritu de su hija, debían de estar en un lugar seguro y sagrado a la vez, por lo que decidieron dejarla junto al templo de Mannenji de Japón.

Desde entonces la muñeca a ido de templo en templo, quedandose finalmente en la localidad de Hokkaido. Allí miles de turistas visitan a esta muñeca para comprobar con sus propios ojos, que mes a mes, a esta muñeca le va creciendo el pelo. Muchas personas creen que esto se trata de un claro milagro, sin embargo otras no opinan lo mismo, ya que están convencidos de que se trata de un montaje.

Los visitantes que la han visitado, aseguran que no solo pueden ver que el pelo brilla tanto como uno natural, si no que la muñeca posee una mirada humana, y pareciera que estuviera llorando en algunas ocasiones.

Resulta curioso, no solo como le crece el pelo a esta muñeca, si no el nombre que la niña decidió para su muñeca, Okiku. Este nombre es el nombre de un personaje de una de las historias de fantasmas más famosas de Japón.

En ella nos cuenta que una criada un día, limpiando la casa de su amo, tira sin querer un plato de porcelana muy bonito. La criada, decide ocultar lo sucedido, pero el remordimiento la vence, y se lo termina contando a la mujer de su amo.

Esta decide castigar a la mujer con un severo castigo, pegándole y cortándole un dedo cada día. La pobre mujer agobiada por el dolor, no aguanta más y decide suicidarse, tirándose a un pozo, donde fallece instantáneamente. Desgraciadamente su espíritu purga penitencia ahí, y cada noche, sale de este pozo, cantando esta canción: “Un plato, dos platos, tres platos, cuatro platos…” para luego llorar desconsoladamente.

Por ahora es todo. Soy el Dr. Azul en Tarata 21...

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