Tarata

miércoles, 10 de junio de 2015

Francisco de Paula Gonzales Vigil Poseía Esclavos Africanos en su Hacienda


Hola a todos y todas. Les recomiendo este post. A través de su cuenta en facebook el Historiador Abel Fernando Sotelo Calderón publicó una interesante línea en las que devela detalles poco conocidos de la vida de Francisco de Paula Gonzales Vigil, con cuyo nombre han sido bautizadas calles y plazas de la heroica ciudad de Tacna.

Francisco de Paula Gonzales Vigil y Yáñez, en el contexto

Sotelo contra Sotelo. No, no es así. Veamos. Francisco de Paula González-Vigil y Yáñez, nació en 1792 y murió en 1875 antes de cumplir 83 años. La sociedad de fines del siglo XVIII y la primera mitad del XIX, era una sociedad semifeudal y neocolonial: el poder político radicaba en la propiedad de la tierra. La independencia política (1821-1824) no cambió las estructuras económicos y sociales del Perú republicano. El Perú, como decía Pablo Macera, siguió siendo "más feudal, más colonial que nunca". Era una sociedad estamental y rígida. Los criollos desplazaron del poder político a los españoles. Ese fue el contexto en que nace y se da el protagonismo político de Vigil.

El tribuno de Tacna, fue un poderoso hacendado de Piedra Blanca (Calana), dueño de tierras y hombres. Poseía varios esclavos negros. A su vez fue diputado por Tacna en los años 20 y 30 del siglo XIX. En 1841 fue diputado por Tarapacá y en 1851 fue senador por Tacna y Arequipa. Por su extracción de clase, en su condición de hacendado y oligarca, estaba lejos de ser un defensor de los sectores populares y del campesinado indígena de Tacna. Fue un terrateniente. Se entiende su accionar político, puesto que era un fiel representante de su clase social: no fue un desclasado. El personaje de "yo debo acusar, yo acuso", a la luz de la historiografía crítica, luchó por mantener el orden semifeudal y semicolonial que por entonces prevalecía en el Perú, como expresión de una pesada y decadente herencia colonial y del cual él usufructuaba. Abrazó el pensamiento liberal, anticlerical y la defensa de los ideales democráticos: separación de la iglesia y el Estado, defensor de la separación de los poderes y en contra todo tipo de tirania, etc. Vigil, nunca puso en cuestión el status quo del sistema imperante. En buena cuenta fue un reformista. Y como buen liberal: enemigo de la iglesia católica y un acérrimo defensor del estado de derecho y la constitución: "Yo debo acusar ... yo acuso: la tiranía sólo puede ser evitada velando porque cada poder conserve sus atribuciones frente a los otros dos". No fue masón: no pudo serlo nunca, por su condición de liberal. Un libertario -pero dentro del modelo semifeudal y semicolonial de la sociedad peruana-: "el que sostiene la causa de la libertad, defiende la del género humano y es, por eso, ciudadano de todos los pueblos". Murió sin abjurar de sus ideas. Siempre tuvo una linea. No se dio el caso de "Vigil contra Vigil".

* Tras leer el artículo queda preguntarse ¿Merece un esclavista que calles, plazas y hasta un instituto tecnológico lleven su nombre? Usted tiene la palabra.

Por ahora es todo. Soy el Dr. Azul en Tarata 21...

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