Hola a todos y todas. Les recomiendo este post. El columnista Santiago Pedraglio escribió para el Diario Perú 21, el siguiente artículo sobre el poder político que ejercen en el estado los llamados tecnócratas.
Tecnócratas Neoliberales, Políticos Omnipotentes
Desde hace más de dos décadas, el país tiene un nuevo tipo de conductores que se dicen “independientes”, ajenos a lo que viene de todos y cada uno de los partidos. Son los tecnócratas, señoras y señores encargados de manejar la economía, profesionales asépticos, formados en universidades norteamericanas o inglesas y, luego, en el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional u otra multilateral.
Como todos los políticos –sí, lo son, ciertamente–, tienen un programa de acción: la economía manda sobre la política; el mercado, sobre el Estado; la inversión, sobre los derechos ciudadanos; las variables macroeconómicas, sobre el desarrollo de las personas; el crecimiento del PBI, sobre la reducción de la desigualdad; y la producción primaria, sobre la manufacturera. Tienen, además, un pensamiento bastante dogmático: quienes no piensan como ellos viven en el siglo XIX, son estatistas, populistas, retrógrados y merecen su olímpico desprecio.
Ellos expresan el progreso globalizado; los otros, la mirada provinciana.
Gracias a redes vinculadas a multilaterales, bancos de inversión, corporaciones transnacionales y nacionales, así como a lazos de amistad locales y globales, son una “nueva internacional”. Han quedado atrás sus similares (y añejas) internacionales comunistas, socialdemócratas o democratacristianas, e incluso las antiguas coaliciones democrático-liberales promovidas desde el llamado Primer Mundo.
Hijos de la crisis de los partidos y del control de la política por la economía, configuran una de las expresiones más acabadas del pensamiento neoconservador de los “países en desarrollo”. Y aunque lo nieguen, son tan políticos que toman las decisiones centrales en áreas como la tributación, el manejo presupuestal, el comercio exterior y las tareas del Estado.
No es gratuito que el Ministerio de Economía y Finanzas sea el superministerio y que los ministros del sector gocen, en sus áreas de control e influencia, de tanto o más poder que el presidente de la República.
Un par de perlas recientes de estos políticos encubiertos, que son los que mandan por más que nadie los haya elegido: la cuestionada ‘ley Pulpín’ y la resistencia a pagarles a los fonavistas.
Por ahora es todo. Soy el Dr. Azul en Tarata 21...
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