Tarata

sábado, 17 de mayo de 2014

Historia: La Batalla del Wolframio


Hola a todos y todas. Les recomiendo este post. La España franquista fue uno de los más importantes escenarios de la guerra económica entre nazis y aliados durante la II Guerra Mundial, y el episodio quizá mas importante sea la llamada "batalla del wolframio".

El wolframio (los anglosajones le llaman Tungsteno), con importantes yacimientos en Portugal y el noroeste español (Galicia principalmente), es un metal que permite la fabricación de aceros de gran dureza y por eso es utilizado en la industria armamentistica: blindajes, endurecimiento de proyectiles como las puntas de las granadas antitanques, motores de aviación, cohetes, etc. De no tener prácticamente ningún valor, antes de de la guerra, el wolframio se convirtió con el conflicto en un metal de altisimo valor estratégico (sobre todo, para los nazis, pues Alemania nbo tenía yacimientos) y, consecuentemente, el wolframio español alcanzó un alto precio (llegó a venderse a 285.000 pesetas, de las de antes, cada tonelada) dada la elevada demanda tanto de Alemania como por parte de los aliados, más dificultar su adquisición por los nazis que por verdadera necesidad, ya que los aliados tenían otro metal como era el molibdeno y en grandes cantidades.


Roosevelt, en 1941, meses antes de Pearl Harbor, cambió su estrategia hacia el régimen franquista. En noviembre de 1943, tras haberse fijado en la Conferencia de Teherán la primera fecha del desembarco de Normandía, la Administración norteamericana, contraria al régimen de Franco, tomó la decisión de cortar el envio de petróleo a España hasta que la dictadura franquista no suspendiese sus ventas de wolframio a la Alemania nazi. Al menos de manera radical en los seis meses siguientes, que era el plazo que estimaban necesario para que la privación del wolframio a la industria de guerra alemana provocase la pérdida de su capacidad destructiva ante el proyectado desembarco aliado.

El ministro de Asuntos Exteriores español, logró con el apoyo del embajador norteamericano Hayes, partidario de una actitud más flexible con el Gobierno español, que se abriesen negociaciones con el objeto de hallar una solución a esa radical medida norteamericana y mientras se suspendiesen las ventas de wolframio a los nazis. Entre enero y abril de 1944 se desarrollaron esas negociaciones que se conocieron como «la batalla del wolframio».

El asunto era tan importante que en las negociaciones intervinieron directamente Roosevelt, Churchill y Franco, y no sólo estuvieron a punto de causar una división entre norteamericanos e ingleses por la postura americana debido a sus intereses en España, sino también las diferencias entre el conde de Jordana y el ministro de Comercio e Industria, Demetrio Carceller y el sector falangista, contrario a esa negociación. Y querian, fundamentalmente por razones ideológicas, continuar con la venta de wolframio a Alemania. Contaban con el apoyo de Franco que tuvo ante la negociación un doble juego. No desautorizó la actitud de los que se oponian a la negociación, aun siendo parttidario de llegar al acuerdo con los anglo-norteamericanos. EEUU cedió en las conversaciones para no romper su alianza con los ingleses y el 4 de mayo del 44 se firmó el acuerdo que permitia la venta limitada del wolframio español a los nazis. Roosevelt había sido el verdadero derrotado en la "batalla del wolframio".

Cuenta Juan Eslava Galán, en su libro “Los años del miedo”, una anécdota de un paisano gallego que se encontraba preparando los aperos para salir a segar el heno, cuando un lujoso coche llegó hasta la puerta de su casa. Se apearon de él dos tratantes de la comarca y un señor trajeado, con un elegante abrigo y un sombrero de ala.

Los tratantes, conocidos del paisano, se acercan y le dicen que el caballero, alemán, le quiere comprar su casa. Antes de que el paisano los mande “al carallo”, le dicen:

Pero sólo las paredes. Se lleva las piedras y a ti te queda el solar para hacer otra casa. Te paga 20.000 reales. Con este dinero te puedes hacer otra casa más grande y te sobra la mitad.

El labriego no lo ve claro, no puede ser que alguien me ofrezca ese dinero por unas piedras. Vale que tienen un brillo especial cuando les da el sol, pero las hay a patadas. Al final los tratantes logran convencerlo.

Al cabo de unos días, llega el alemán con el dinero y la cuadrilla que le acompaña derriban la casa y cargan las piedras en camiones.

Las piedras con las que el paisano había construido su casa tienen un alto contenido en wolframio, también llamado tungsteno. Los alemanes lo utilizan para blindar la punta de los proyectiles anti-tanque y la coraza de los panzers. Así pues, los alemanes comienzan a obtener el escaso y preciado mineral de Galicia.

Por ahora es todo. Soy el Dr. Azul en Tarata 21...

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